CAMPING CAMPÉOLE LE VIVIER

Es un camping gigante con unas 800 plazas, está muy bien ubicado, y debajo de un bosque de pinos precioso, con lo que hay bastante sombra, al lado de la playa a la que se llega por un camino peatonal y tiene una duna preciosa que forma parte de todo ese litoral (esta la duna mas grande de Europa) pero esta escaso de servicios, las piscina es pequeñísima, para lo grande que es el camping, si todo el mundo quiere ir a la piscina tendrán que hacer cola para entrar y no podrá entrar nadie más hasta que alguien haya salido. Tendrían que plantearse construir otra zona de servicios (cafeteria, pizzas, bar, panaderia y sobre todo piscina)

Muy importante, los baños... no se si por la cantidad de gente que los usa, o por falta de higiene de usuarios y responsables, pero terminas tu estancia con estreñimiento por la grima que da usar esos WC. Tiene como ventaja estar ubicado al lado del carril bici y muy próximo a la playa. A parte de eso, el camping es un inmenso complejo mas orientado a los bungalows que a las parcelas para acampar. He dormido en festivales de rock mas silenciosos que la noche de este camping, hay conciertos por la noche... La piscina no está mal, aunque me invitaron a irme porque el bañador debe obligatoriamente ser de licra ajustado (Incomprensible). Si buscas tranquilidad... no es tu sitio. unos 40€ la noche de parcela con electricidad.

Instalaciones sucias y mal cuidadas. No hay papel higiénico en los baños, que son pocos para toda la gente que hay. Nos dieron una parcela que tenía excrementos de perro. El personal es muy amable, aunque no solucionan los problemas que les planteas. Para utilizar la piscina hay que tener un bañador de licra, si no tienes uno se puede comprar en el camping por 15€.

El camping esta muy bien ubicado, cerca de la playa con mas olas que he visto de Francia. El servicio es bueno, aunque alguna vez, hubo algún problema con la entrada al camping, no funcionaba bien la tarjeta para entrar. La recepción es buena y el personal muy atento. Lo recomiendo

La fraternidad francesa brilla por su ausencia en un camping atestado de franceses donde el socorrista es incapaz de flexibilizar una norma absurda para que un niño se bañe con bañador no reglamentario. Las normas de higiene de la piscina no se aplican ni a los servicios que a media mañana ya están deplorables o al uso de mascarillas por parte del personal que atiende los puestos de comidas. El camping es enorme y solo tiene la ventaja de estar al lado de la ciclodisee.